martes, 12 de enero de 2010

Un amante; eso es demasiado egoísta.

Para cuando desperté.

- Ay... mi cabeza, donde estoy?
- Hasta que despertaste dormilón – dijo kai junto a mí. - Tienes hambre.
- Doctor… pero que hago, así la fiesta, waa debo irme lamento quedarme dormido, así me voy- levantándome.
- Espera - dijo tomándome por el brazo – no hay prisa, no es necesario que te vayas – abrazándome – puedes quedarte un rato mas no seas tan frio Michel.
- Doctor… suélteme...esto es raro.
- No es doctor, llámame kai.
- Ya le dije que no…
- Entonces de que otra forma llamarías a tu amante.
- Cual amante?
- Como que cual, yo, acaso no recuerdas lo que paso anoche.
- Anoche?
- como explicas el que estés en ropa interior – en eso momento me di cuenta, no traía mas que la interior puesta y el también – tienes una piel muy linda y una voz tan sexi.

Me quede callado, estático, sin decir anda, por un instante casi me desmayo de la impresión y cuando reaccione el ya estaba abrazándome y a punto de besarme, con toda mi fuerza lo arroje y Salí corriendo vistiéndome en el camino, alejándome de ese lugar lo mas pronto posible.

Una vez en casa mis padres me regañaron y Alex no ayudo mucho, diciendo que tal vez había ido a beber con alguna mujer y había tenido suerte, ya que llegue apestando a alcohol, después dela regañada de esa mañana jure que mataría a Eduardo nada mas tuviera oportunidad me había metido en un gran problema y lo peor era que no quería salir de el.

- Me duele la cabeza, odio tener resaca - dijo Eduardo mientras tocaba su frente.
- Sabes que te matare en cuanto mejores verdad – le conteste dándole una pastilla.
- Si, como sea, acaso a ti no te duele la cabeza? – me pregunto mientras se la tomaba.
- Ya te dije que no tome mucho por eso ni me duele – mientras el me daba una palmada en la espalda –ay – dije pues por lo que sucedió anoche me dolía a morir mi espalda, incluso el caminar me dolía.
- Ja lo sabia te caíste de borracho… jajajaja
- Ya cállate…- mas fui interrumpido por kai, quien me llamo amablemente a un lugar privado a platicar.
- Me gustas – dijo seriamente besando mi mano.
- Eh… -dije sacado de onda.
- Que me gustas mucho Michel
- Doctor, lo que paso anoche, fue un error así que le pido por favor, que me disculpe – bajando mi rostro – olvide mi comportamiento.
- Me gusta este lado tuyo – dijo levantando mi rostro – me gustan tus ojos, tu nariz – tomándome por la cintura –tus caderas, pero sobre todo tus labios – besándome.
- Suélteme – grite – esto es enfermo – alejándolo de mi – me da asco, no lo vuelva a hacer por favor, usted ni siquiera me gusta.
- En ese caso permíteme hacer que te enamores de mí – volviéndome a rodear con sus brazos.
- No, haciendo esto no hace que me guste, suélteme por favor.
- Me gustas Michel – tomándome de las manos para no escapar, y al estar apunto de juntarse nuestros labios nuevamente alguien nos interrumpió.
- Michel, donde andas? –gritando – necesito tu ayuda, deja de esconderte.
- Eduardo – suspire aliviado ya que gracias a esto kai me había soltado, y después corrí a abrazarlo.
- Ya me perdonaste que bien –dijo sonriendo- vámonos.
- Espera, Ing. Luna, de verdad voy a esforzarme –se despidió con una sonrisa picara.

Eduardo que no entendía la situación se la paso todo el día preguntando y molestando sobre que había sido eso, yo lo ignore volviéndole a decir que seguía enojado, mas por mucho que lo intentara no podía olvidar el sabor de su boca, la calidez de su cavidad, el sentir de su piel, era una sensación inexplicable y contrario a lo que dije, no me desagradaba, al menos no mucho.

A la mañana siguiente día de descanso, sonó mi celular muy temprano, despertando a mi hermano ya que el me lo había escondido, enojado bajo a la cocina y me lo entrego gritando, que ya tenia hambre, mientras yo preparaba el desayuno.

- Doctor –sorprendido
- Que es kai…como sea te invito a comer hoy, es tu día libre no, vamos tengamos una cita –dijo feliz
- No
- Ya no te hare nada raro –sonriendo
- No es eso –sonrojado – es solo que no suelo salir en estos días.
- No sales en tu día libre?...entonces que haces?
- Estoy cuidando a mis padres, estoy ocupado espere- dije pues el desayuno casi se convierte en cenizas.
- Oye, que te pasa..responde…Michel, Michel….amor.
- Ya, me decía
- Aja contestaste cuando te llame amor, te gusto lo sabia.
- Que?- enojado – voy a colgar
- No espera –mas colgué ya que estaba algo molesto.
Pensé que había desistido de su intento por salir pero esa misma tarde, sin saber como dio con mu casa, no teniendo opción tuve que presentarlo con mi familia, mi madre sonreía al ver un hombre tan apuesto, mi padre no decía anda, ya no hablaba como antes y Alex se dedico a preguntarle todo sobre el, y kai con lo presumido que era no dudo en responder cada una de sus preguntas.

- Así que si eres un hombre tan rico e importante… por que trabajas eh? – pregunto indiscretamente Alex.
- Por pura diversión… y para conocer gente interesante.
- Por las chicas, te entiendo.
- El no es un pervertido como tu – respondí furioso.
- Yo no soy un pervertido, solo digo que lo mejor de la vida son las mujeres, y para disfrutar de la vida disfruta de mujeres, tal vez si tuvieras novia no serias tan amargado hermanito.
- Así que no tienes novia? –pregunto feliz
- Mi vida privada es mía.
- Cual vida, nunca la ha tenido, solo sabe estudiar y trabajar y eso anda más jajaja.
- Y de quien es la culpa?
- Ya es suficiente, Michel deja a tu hermano, por cierto – interrumpió mi madre – mañana iré a visitar a mi hermana, así que regresa lo mas temprano que puedas.
- Así, me voy, casi lo olvido, tome dinero de tu cartera hermano, es solo que Lore, quiere ir a comer antes del cine – termino Alex para salir de la casa.
- Ya veo lo cálida que es tu familia – dijo kai.
- Ahora entiende por que no puedo salir –dije cabizbajo.
- Bueno entonces te invitare otro día, ya te lo dije no me rendiré – acercándose a mi rostro – déjame cuidar de ti, deja que te ame – termino mientras me besaba suavemente, por suerte nadie nos miro en ese momento, y por un instante desee que sus palabras fueran verdad.

Desde aquella vez kai no dejo de perseguirme, solía dejar notas en mi escritorio, en mi bata, en lugares donde yo menos me lo imaginaba, me acompañaba a comer, se quedaba junto a mi mientras dormía, y mientras jugaba con mi cabello, incluso se quedaba dormido en mi regazo, era el único momento en el que su semblante de seguridad desaparecía, se veía tan inocente, tan vulnerable dormido ahí, y por esos pequeños instantes sentía la necesidad de besarlo, solía recorrer el contorno de sus labios, eran simplemente perfectos, pero inalcanzables.
Después de ya varias semanas de acosarme, como yo lo llamaba, al fin consiguió que le diera el si en una cita, debido a que esa noche saldríamos temprano me invito a visitar una feria local, al principio me resistí pero después de un rato sin saber por que dije que si.
Aquel lugar era extraordinario, muchas luces, muchos juegos, risas de mucha gente donde quiera que volteáramos a ver y todo parecía tan irreal, fue entonces que nos acercamos a un juego de tiro al blanco y kai gano un hermoso gato de peluche.
- Lo gane para ti – me lo dio sonriendo.
- No soy una mujer que necesite algo así-dije enojado.
- Pensé que te gustaría, se que te encantan los gatos… pero si no lo quieres se lo regalare a esa chica –agitándolo.
- Dámelo – dije arrebatándoselo, después de todo era un gato muy bonito.
- Sabia que te gustaría – acercándose a mis labios – ahora quiero mi premio – besándome.
- Deja de hacer eso, estamos en un lugar publico – dije súper sonrojado.
- Eso no importa, nadie nos presta atención – dijo tomando mi mano logrando que me sonrojara a un mas. – quieres tomar algo- simplemente asentí con la cabeza.

Tratando de tranquilizarme caminamos hasta donde vendían algo para tomar, pero para mi mala fortuna fui empujado por alguien, mientras que mi bebida caía en mi ropa causando que se mojaran, cuando kai se percato del incidente me todo de la mano y me llevo hasta su auto, donde me recomendó cambiarme de ropa en su departamento, después de todo era una noche muy fría y no quería enfermarme, acepte un poco de mala gana, pues conocía muy bien su pervertida manera de pensar.
Al llegar a su cuarto me dio una camisa seca, comencé a desvestirme, con cierto nerviosismo, pues el no dejaba de mirarme, y pronto lo noto, acerco sus manos a mi pecho y lo recorrió con sus dedos, quitándome lentamente la prenda mientras susurraba a mi oído palabras en alemán, incomprensibles para mi, pero demasiado eróticas, pues mi cuerpo comenzó a reaccionar sin poder evitarlo, para cuando regrese en mi, me encontraba en el suelo y el aun pegado en mi espalda, mis pantalones estaban abiertos y mi hombría en sus manos, masajeándola rápidamente con gran destreza, era obvio que tenia mucha experiencia, mientras mi cuello era devorado a besos, pequeños gemidos comenzaron a salir de mis labios, por tal motivo los cubrí con mi mano, mientras que con la otra trataba de sostener mi cuerpo sentado en el piso, pronto así con la mano libre que el tenia recorrió mi pecho y me susurro al oído una palabra, esta vez entendí muy bien lo que decía pero trate de ignorarla, puesto que deje salir toda mi esencia en su mano, el comenzó a lamer mi semilla, llenando sus dedos de saliva, asegurándose que fuera suficiente, entonces me di cuenta de lo que seguía, me voltee bruscamente y detuve su mano al notar que baja por mi espalda.

- Pare—solloce – pare por favor… no lo haga – dije soltando a llorar.
- Te amo – volvió a decirlo, con un tono tan seductor, tan erótico, mas mis lagrimas eran mas y mi dolor muy aparente, así que simplemente me abrazo, beso mi frente y se levanto dejándome solo – esperare en el auto para llevarte a casa Michel –fue lo único que dijo, me sentí aliviado, pero por una parte decepcionado, ni siquiera yo, sabia que era lo que quería realmente.